domingo

Auschwitz



El 27 de enero de 1945, hace ahora 70 años, una patrulla de la 107 División del Ejército Rojo llegó a las inmediaciones del campo de concentración de Auschwitz, allí encontraron sólo a 7.000 supervivientes del más de millón de prisioneros que los nazis exterminaron en ese campo. Los supervivientes estaban en tan malas condiciones de salud, que la mitad murió en los días siguientes a pesar de los cuidados médicos.

El horror generado por los nazis dirigidos por Adolf Hitler y su círculo de poder, con la connivencia, el apoyo y, en muchos casos, la indiferencia, de buena parte de los alemanes, permitió el Holocausto.

Uno de los supervivientes de aquel campo de concentración fue el psicólogo judío austríaco Victor Emil Frankl. Años después publicó un libro titulado ”El hombre en busca de sentido”, en él encontré un párrafo que decía lo siguiente:


Una tarde en que nos hallábamos descansando sobe el suelo de nuestro barracón, muertos de cansancio, los cuencos de sopa en las manos, uno de los prisioneros entró corriendo para decirnos que saliéramos al patio a contemplar la maravillosa puesta de sol. De pie, allá fuera,  vimos hacia el oeste densos nubarrones y todo el cielo plagado de nubes que continuamente cambiaban de forma  y de color desde el azul acero al rojo bermellón, mientras que los desolados barracones grisáceos ofrecían un contraste hiriente cuando los charcos del suelo fangoso reflejaban el resplandor del cielo. Entonces, después de dar unos pasos en silencio, un prisionero le dijo a otro: “¡Qué bello podría ser el mundo!”.

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