lunes

Ayudar



En el viaje por internet me encuentro con esta magnífica frase del conocido autor del libros de autoayuda Wayne Dyer:

Take a moment to offer encouragement and love to another, especially those in harrowing circumstances. The results will often astound you—even if they arrive a decade later.

Tómate un momento para ofrecer aliento y amor a otro, especialmente a los que están en circunstancias terribles. Los resultados a menudo te asombrarán, incluso si llegan una década después.

Tomémonos ese tiempo.

domingo

El camino



El camino es, como dijo alguien, lo que importa. No es tan importante el llegar. Es importante el camino que nos lleva, que nos abre un mundo de esperanza. Es sentir que la vida comienza de nuevo. Que hay un futuro. Que lo pasado no importa. Que todo lo malo queda atrás. Que lo bueno está por llegar. Que ahora puedes vivir con intensidad. Que la vida te espera. Que eres parte de ella. Que es el comienzo de todo lo bueno que te va a suceder. Caminante, no hay camino, se hace el camino al andar. Anda y el camino se abre ante tí. Todo es posible, todo está abierto, todo te espera. Camina.

jueves

Codicia


Esta foto la tomé en el interior de Santa Sofía en Estambul, el lugar por cuyas calles cabalgaba el sultán de la historia   


Con la que está cayendo, viene bien el cuento sufí que traigo a colación.

Una vez el sultán iba cabalgando por las calles de Estambul, rodeado de cortesanos y soldados. Todos los habitantes de la ciudad habían salido de sus casas para verle. Al pasar, todo el mundo le hacía una reverencia. Todos menos un derviche arapiento.

El sultán detuvo la procesión e hizo que trajeran al derviche ante él. Exigió saber por qué no se había inclinado como los demás. El derviche contestó:

- Que toda esa gente se incline ante ti significa que todos ellos anhelan lo que tú tienes : dinero, poder, posición social. Gracias a Alá esas cosas ya no significan nada para mí. Así pues, ¿por qué habría de inclinarme ante ti, si tengo dos esclavos que son tus señores?.

La muchedumbre contuvo la respiración y el sultán se puso blanco de cólera.

- ¿Qué quieres decir? - gritó.
- Mis dos esclavos, que son tus maestros, son la ira y la codicia - dijo el derviche tranquilamente.


Dándose cuenta de que lo que había escuchado era cierto, el sultán se inclinó ante el derviche.

domingo

Auschwitz



El 27 de enero de 1945, hace ahora 70 años, una patrulla de la 107 División del Ejército Rojo llegó a las inmediaciones del campo de concentración de Auschwitz, allí encontraron sólo a 7.000 supervivientes del más de millón de prisioneros que los nazis exterminaron en ese campo. Los supervivientes estaban en tan malas condiciones de salud, que la mitad murió en los días siguientes a pesar de los cuidados médicos.

El horror generado por los nazis dirigidos por Adolf Hitler y su círculo de poder, con la connivencia, el apoyo y, en muchos casos, la indiferencia, de buena parte de los alemanes, permitió el Holocausto.

Uno de los supervivientes de aquel campo de concentración fue el psicólogo judío austríaco Victor Emil Frankl. Años después publicó un libro titulado ”El hombre en busca de sentido”, en él encontré un párrafo que decía lo siguiente:


Una tarde en que nos hallábamos descansando sobe el suelo de nuestro barracón, muertos de cansancio, los cuencos de sopa en las manos, uno de los prisioneros entró corriendo para decirnos que saliéramos al patio a contemplar la maravillosa puesta de sol. De pie, allá fuera,  vimos hacia el oeste densos nubarrones y todo el cielo plagado de nubes que continuamente cambiaban de forma  y de color desde el azul acero al rojo bermellón, mientras que los desolados barracones grisáceos ofrecían un contraste hiriente cuando los charcos del suelo fangoso reflejaban el resplandor del cielo. Entonces, después de dar unos pasos en silencio, un prisionero le dijo a otro: “¡Qué bello podría ser el mundo!”.

miércoles

Amar



Traigo hoy aquí una reflexión de un jesuita un poco especial, Anthony de Mello. Digo un poco especial, porque era muy abierto a otras religiones y a otras formas de pensar, incluyendo fundamentalmente el budismo. 

Estos días en los que el horror que provoca una acción basada en creencias religiosas como las de París, parecen abrir la puerta a la intolerancia, sobre todo derivada de las ideas religiosas de unos  y de otros.

De Mello, hace muchos años, escribió está magnífica reflexión que viene al pelo para hacérsela llegar a los responsables de la matanzas de París.

Le dijo un cristiano a un budista: “En realidad, podríamos ser hermanos. Pero eso es para los idealistas y para los estúpidos. Para los que somos prácticos, la fraternidad radica en la coincidencia de las creencias”.


Por desgracia, la mayoría de las personas poseen la religión suficiente para odiar, pero no lo bastante como para amar.

domingo

Una maravilla



Es bueno ser consciente de la importancia de cada ser humano. Quizá deberíamos repetirnos a menudo lo importante que somos. Cada uno de nosotros es irrepetible. Y cada uno una maravilla. En nuestras manos está usar nuestro cuerpo y nuestra mente de modo adecuado, sacarle el mayor provecho posible para nosotros y para los demás.

Una reflexión del gran músico catalán Pau Casals nos muestra el camino. 

Cada segundo que vivimos es un momento nuevo y único del universo, un momento que jamás volverá. ¿Y qué es lo que enseñamos a nuestros hijos? Pues les enseñamos que dos y dos son cuatro, que París es la capital de Francia.

¿Cuándo les enseñaremos, además, lo que son? A cada uno de ellos deberíamos decirle: ¿Sabes lo que eres? Eres una maravilla. Eres único. Nunca antes ha habido ningún otro niño como tú. Con tus piernas, con tus brazos, con la habilidad de tus dedos, con tu manera de moverte.

Quizás llegues a ser un Shakespeare, un Miguel Ángel, un Beethoven. Tienes todas las capacidades. Sí, eres una maravilla.
Y cuando crezcas, ¿serás capaz de hacer daño a otro que sea, como tú, una maravilla?

Debes trabajar como todos debemos trabajar para hacer el mundo digno de sus hijos.

sábado

Jodorowsky



La queja, si está justificada, tiene su razón de ser. Pero una queja sin razón, una queja, simplemente para llamar la atención, no es de recibo. Hay expertos en quejarse, gente a la que le pasa de todo, siempre con problemas que pueden solucionarse de una manera rápida  y discreta. Pero no, siguen con sus quejas, parecen seguir en la infancia, cuando lo habitual era llorar ante  la madre  y recibir sus mimos. Alejandro Jodorowsky en su libro "Cabaret Místico" cuenta un chiste que ilustra muy bien esta situación que es más habitual de lo que parece.

Un niño entra en su casa y, llorando, se precipita en brazos de su madre. Tiene un leve rasguño en la cara.
 - ¡Ese maldito niño se me echó encima y me golpeó! - se queja entre sollozos.
 - Mi pobre pequeño, ¿Sabes como se llama el que te golpeó? - pregunta la madre, conmovida por el dolor de su hijo.
 - No, no lo conozco.
 - Entonces, ¿cómo vamos a hacer para identificarlo?
 - No lo sé, pero tal vez esto nos ayude: tengo en mi bolsillo su oreja.

Son muchas las personas que se consideran víctimas, pese a que han arrancado la oreja a su enemigo - dice Jodorowsky.